Repeating Islands

Jamaica for Sale: FIlm produced by Jamaican filmmaker Esther Figueroa BLOG

Norman Girvan

Wednesday, January 14, 2009

Monthly Installment: January 2009: Obama, community organizing, People's Summit, globalization

This past week I participated in a workshop with college students and other people interested in discussing how to organize their communities during the Obama administration (http://www.whitehouse.gov/). Their concerns can be summarized in the following questions:

How can we sustain the momentum gained by different communities during the election process? Will Obama continue to sustain his approval ratings, despite the economic crisis? Are we going to witness a profound change in the state's treatment of minority populations? What about the call for immigration reform? What must be done when we support his policies and when we don't? How can we build cohesive progressive response across personal and ideological differences in our communities?

Different perspectives emerged through our conversation. However, we all seemed to agree on the incredible symbolic value of having a family of color in the White House. We can only wonder how it will change the way future generations imagine their realm of possibilities. We noticed a refreshing rhetorical change from fear to hope, from one-word policy explanations to nuanced understandings of the world, from confrontation to respect. Consensus and dialogue have become keywords of the new administration.

However, we also realized the potential of wavering in our daily and active commitments to social justice. Suddenly, our demands seem to be represented by the state. We concluded that we need to continue organizing, pushing for the kind of change we want, and developing an atmosphere open to progressive claims as our national and foreign policies are re-articulated.

This is the opportunity offered by the 4th People's Summit taking place in Trinidad and Tobago in April. As President Obama attends OAS-sponsored Summit of the America, activists as a demonstration of international solidarity. (http://sctheodore.wordpress.com/) The policies of the "Washington Consensus" must be interrogated, the Patriot Act and Homeland Security polcies that support political repression in the U.S. and abroad must be eliminated. Our fates as peoples of the Americas are tied together. We must act together to embrace rhetorical AND structural changes. http://www.youtube.com/IVPeoplesSummitTnT

Sunday, January 4, 2009

America: "Jabao" Raza en Puerto Rico (http://www.elnuevodia.com/diario/voces/502339)

America: "Jabao" Raza en Puerto Rico

"Jabao" Raza en Puerto Rico

10-Diciembre-2008
Jorge Duany
Catedrático de la UPR

Jabao

A sí me apodaban, burlonamente, cuando era joven y peludo. Según el Diccionario de la Real Academia Española, “jabado” es un mulato “de piel y ojos claros y pelo rizado castaño claro o rubio”. El término se utiliza popularmente en Puerto Rico, Cuba, República Dominicana y otros países caribeños para referirse a una mezcla de características físicas típicas de origen europeo, como la tez clara, y de origen africano, como el cabello ensortijado. De niño, tenía el pelo rubio y encrespado, igual que mi padre, aunque ambos fuéramos muy blancos y medio “coloraos”. Por eso me decían “el jabao” de la familia.

Desde pequeño aprendí que, en nuestra sociedad, tener el pelo “pasú” era un serio defecto físico y hasta moral. Por mucho tiempo, me recortaban tan cortito que me resaltaban las orejas puntiagudas. Siempre me costaba trabajo aplastarme el cabello ondulado, incluso mojado, y envidiaba aquellas largas melenas que pusieron de moda los hippies en los años sesenta y setenta. Cuando los negros americanos adoptaron el “afro” y el “curly”, me desprendí de antiguos complejos y me dejé crecer los rizos. Pero la liberación de mis greñas hirsutas no duró mucho más allá de mis estudios universitarios. Entonces comenzaron a obrar fuertes genes -principalmente maternos- y me quedé calvo prematuramente.


Volviendo al término “jabao”, ¿por qué esa manía de catalogar a todo el mundo según su pelo “bueno” o “malo”? ¿Y por qué tantas mujeres se “planchan” regularmente sus bucles? En un ensayo provocador, la antropóloga Isar Godreau propone que muchas puertorriqueñas no se alisan el pelo porque rechacen su negritud, sino porque aspiran a un prototipo de belleza mestiza. La socióloga Ginetta Candelario llegó a una conclusión similar al estudiar un salón de belleza dominicano en la ciudad de Nueva York. Allí, el ritual del desrizado afirma una estética híbrida entre blancos y negros, que celebra el “look” hispano o latino: pelo lacio, piel morena, ojos oscuros, rasgos “finos”.


¿Cuánto tiempo, esfuerzo y dinero se invertirán en transformar el pelo “grifo” en pelo “muerto”? ¿Cuántas personas sufrirán, como lo hice yo antes de perder el grueso de mi cabellera, porque su textura no corresponde a estándares europeos? Sólo su peinador lo sabe, como rezaba un conocido anuncio publicitario para un tinte de cabello. Ése también es el título de un artículo de la antropóloga Casandra Badillo, quien argumenta que el pelo lacio es un símbolo clave de belleza, decencia, elegancia y limpieza en la cultura dominicana. En una población predominantemente mulata y negra, tal ideal requiere de un constante, costoso y doloroso tratamiento químico del cabello para hacerlo lucir naturalmente lacio.


En Estados Unidos, el concepto de “jabao” no tiene un equivalente exacto, aunque el término despectivo “high yellow” designa a un mulato de piel amarillenta. Recuerdo que un compañero boricua de mis años universitarios en Nueva York, quien llevaba orgullosamente un enorme “afro” pero tenía la tez clara, despertaba gran curiosidad entre los americanos blancos, que no podían clasificarlo racialmente. Actualmente, algunos describirían al presidente electo Barack Obama como “high yellow”. Sin embargo, el discurso racial binario, dominante en Estados Unidos, lo considera simplemente “negro” o “afroamericano”.


Históricamente, el concepto de “jabao” surgió en un sistema de opresión colonial y racial, que encasillaba a la gente por su condición legal, apariencia física y origen familiar. Con el tiempo, ese sistema fue elaborando múltiples categorías intermedias entre personas de ascendencia europea y africana. Así nació el “jabao”, producto de la combinación de diferentes texturas de pelo, colores de piel y rasgos faciales. Aunque la esclavitud se abolió en la Isla hace más de un siglo, muchos siguen denigrando cualquier señal de un antepasado africano. El día que dejemos de despreciar el pelo rizado, quizás desaparecerá el estigma del “jabao”.